Argentina presenta documentos para reivindicación histórica



Por Sergio Ernesto Negri y Juan Sebastián Morgado

Presidido por Willy Iclicki, y con la asistencia de los miembros Casto Abundo, Andrzej Filipowicz y Berik Balgabaev, el Comité Histórico de la FIDE invitó el 7 de diciembre de 2021 a numerosos delegados y personalidades a una reunión por ZOOM, que formó parte del Congreso Virtual de FIDE 2021. Participaron más de 30 personas, entre ellas los argentinos Ing. Mario Patrucci presidente de la FADA– y quienes firmamos esta nota.

En ese marco se analizó como primer punto del Orden del Día, la propuesta realizada por la FADA a fin de que se reconozcan las decisiones que se tomaron en el Congreso y la Asamblea de la FIDE en sus reuniones en Buenos Aires en 1939, en el contexto del Torneo de las Naciones y del Campeonato Mundial de Mujeres.

Se presentó, en idioma inglés, la postura argentina (Documento I) la que fue receptada favorablemente por el Presidente del Comité. Integrantes de la reunión solicitaron acceder a la documentación mencionada en la exposición, la que será remitida a la brevedad. A mayor abundamiento se presenta un documento a conocimiento de los interesados en el tema del país y del exterior (Documento II).

El próximo paso será la elevación a consideración de la próxima Asamblea de la FIDE, lo que se prevé ocurrirá en el transcurso del 2022, año en que se celebrará el centésimo aniversario de la fundación de la FADA.

Confiamos en que estamos más cerca del reconocimiento definitivo de dos circunstancias que quedaron olvidadas  y negadas: la designación del argentino Augusto de Muro como Presidente de la FIDE y la de Buenos Aires como sede de la entidad, en ambos casos en forma provisoria, lo que ocurrió en 1939 y tuvo vigencia hasta el nuevo Congreso de la entidad celebrado en 1946. En 1939 tuvieron lugar en Buenos Aires tres hechos históricos: el Torneo de las Naciones, el Campeonato Mundial Femenino y el XVI Congreso FIDE que, en el contexto de la declaración de la Segunda Guerra Mundial, tomó dos decisiones cruciales que serían operativas hasta el evento XVII:

1. Trasladar provisionalmente su sede a Buenos Aires;

2. Nombrar al argentino Augusto De Muro –Presidente de la FADA– como Presidente de la FIDE, designando a  Alexander Rueb como Presidente Honorario;

La 4ª sesión del Congreso de la FIDE de 1939 se realizó el 18 de septiembre de 1939. Las propuestas mencionadas fueron formuladas por el Dr. Luis Oscar Boettner, representante de Paraguay, haciéndolo en representación de la Federación de su país y de Uruguay, Bolivia, Ecuador, Chile, Perú, Costa Rica y Guatemala. Fueron respaldadas por el delegado de Dinamarca y no tuvo votos en contra, registrándose cuatro abstenciones.

La Asamblea de Clausura del Torneo de las Naciones, que se llevó a cabo el martes 19 de septiembre de 1939 a partir de las 11:30 am, presidida por el delegado de Uruguay y con la ausencia de Rueb, ratificó las decisiones del Congreso. En ese marco se formalizó el nombramiento de De Muro al frente de la FIDE, con el apoyo unánime de los representantes de los siguientes países: Uruguay, Chile, Paraguay, Lituania, Polonia, Bolivia, Canadá, Francia, Alemania, Bohemia y Moravia, Hungría, Estonia, Perú, Brasil, Costa Rica, Cuba, Guatemala y Ecuador, más la presencia de la señorita Mary Karff de Estados Unidos; y con la única abstención de la Argentina.

Rueb argumentó que estas resoluciones se resolvieron sin que estuvieran en la agenda. Pero los delegados consideraron, y así se evidencia en la historia de la institución, que el Congreso es soberano y legalmente podría aprobar soluciones a problemas imprevistos: la Segunda Guerra Mundial había ya sido declarada y, en esas condiciones de emergencia sobrevinientes, el Congreso podía y debía tomar medidas para salvaguardar los intereses de la FIDE.

Rueb nunca aceptó la decisión del Congreso: consideró estas decisiones como un «golpe de Estado», pero mejor podría considerarse que en realidad fue el Presidente saliente quien no respetó una decisión tomada por la Asamblea, máxima autoridad de la institución.

Por otra parte, en Argentina, el corresponsal de La Nación y delegado argentino al Congreso de la FIDE en 1928, Carlos Portela, ya había expresado que Augusto De Muro estaba en su agenda y era reconocido por él como Presidente actual de la FIDE en julio de 1946. Veamos el texto completo de su artículo:

Será reorganizada la entidad directora del ajedrez mundial. Caducas todas las autoridades de la FIDE, por imperio de su propio estatuto, y en la necesidad de retomar la dirección del ajedrez mundial unánimemente reclamada, el Dr. Rueb, activo expresidente por varios períodos, ha decidido convocar a las federaciones afiliadas tomando por base las que han ratificado su adhesión, y las adheridas hasta 1940. A tal efecto, y a invitación de la Federación Suiza, va a reunirse en Winterthur el XVII Congreso de la FIDE. Ya Don Augusto De Muro expresó en repetidas ocasiones su deseo que fuera precisamente Rueb, por su acción constante y sus prestigios, quien tomara tal iniciativa, reiterándolo con motivo de la vacancia del título mundial tras el fallecimiento de Alekhine. Como se recordará, el señor De Muro, a la sazón presidente de la FADA, fue elegido presidente de la FIDE por el Congreso celebrado en Buenos Aires, 1939, en ocasión del Torneo de las Naciones, cargo que decidió aceptar en atención a los acontecimientos que envolvieron al mundo, entendiendo que la sede de la FIDE no podía hallarse tan alejada de los centros ajedrecísticos más importantes del orbe.

La terminación de la guerra y la situación de las autoridades de la FIDE, cuyos mandatos han caducado, acentuaron la urgencia de resolver ese estado de cosas, entre las que tiene particular importancia el asunto del Campeonato del Mundo, que debe lógicamente ser dirigido y organizado por la FIDE, como lo ha sostenido reiteradamente La Nación.[1]

Además, el actual Presidente del Comité de Historia de la FIDE Willy Iclicki, halló una documentación en los archivos en la que Rueb suspende el funcionamiento de la FIDE a partir de 1940, pero sin comunicarlo a las federaciones de los países: por eso De Muro continuó desarrollando algunas actividades en esa condición, conforme el mandato conferido en septiembre de 1939 en Buenos Aires.

Existe abundante documentación, difundida en investigaciones periodísticas, tanto en Argentina como en el exterior, incluidas las realizadas por Negri y Morgado, que están a disposición de los miembros del Comité de Historia de la FIDE y de la comunidad internacional en general, la que fue puesta en conocimiento del Sr. Iclicki, a quien agradecemos por su buena disposición para dilucidar qué sucedió exactamente en aquel momento.

Hoy, una verdad histórica que estuvo demasiado tiempo oculta está más cerca de ser reconocida máxime que, con los elementos aportados y tras la consulta de los archivos de la FIDE, se está evidenciando que la posición de Rueb posterior al Congreso de Buenos Aires 1939 no fue consistente, por lo que De Muro había asumido válidamente como la máxima autoridad de la entidad, en un hecho que se debe definitivamente consagrar.

Hay muchas pruebas de que De Muro fue, tras su legítima designación, reconocido como Presidente de la FIDE por parte de actores de la comunidad ajedrecística mundial, importantes medios de comunicación y libros de investigadores de diversos países:

a)  Carta del Vice Presidente designado de la FIDE a De Muro del norteamericano M. S. Kuhns del  26 de setiembre de 1939

b)  Cartas del campeón mundial Alexander Alekhine a De Muro con fechas del 26 y 28 de octubre de 1939, incluidas en el Boletín de la FADA

c)  Se han publicado numerosos artículos en diarios (La Nación, La Prensa, Buenos Aires Herald), revistas (El Ajedrez Americano) y libros (Pawns  in a greater game, Corfield; El impresionante Torneo de las Naciones 1939, Morgado; La generación pionera 1924 – 1939, Negri y Arguiñariz; Remember 1939, Copié; El Ajedrez en Perú, Felipe Pinzón Solís (integrante de la selección peruana en 1939)

d)  Registro de que en calidad de Presidente de la FIDE inauguró el Torneo Mar del Plata 1941 (triunfo de Gideon Ståhlberg, delante de Miguel Najdorf y Erich Eliskases, en presencia de notorios ajedrecistas del mundo entero)  

e)  Certificó las 40 partidas simultáneas a ciegas que jugó Miguel Najdorf en Rosario,  1940, designando a Vicente Pomponio como árbitro, sesión que representó en ese momento un récord mundial que no fuera ulteriormente reconocido

f)   Diversas entrevistas en medios de difusión, por ejemplo la que hizo en Radio Rivadavia en diciembre de 1945

g)  Asistió a la inauguración del II Torneo en Memoria de Roberto Grau (ajedrecista fundador de la FIDE que había fallecido el año anterior) en el Círculo de Ajedrez de Buenos Aires en 1945

Podría concluirse diciendo que, por decisión del Congreso de la FIDE de 1939, avalada por la Asamblea:

1. De Muro fue designado Presidente Provisional de la FIDE, cargo que le correspondió temporalmente entre setiembre de 1939 y 1946, fecha del siguiente Congreso

2. La ciudad de Buenos Aires fue designada provisionalmente sede de la FIDE por el mismo período

Ambos episodios han sido objeto hasta la fecha de lo que denominamos una «cirugía histórica» que, en homenaje a la verdad, debe ser revisada y revertida reconociendo hechos que tuvieron entidad real y valor legal, en decisión adoptada en las dificilísimas condiciones de emergencia en que vivía el mundo en 1939 cuando, en contemporaneidad del Torneo de las Naciones y del campeonato mundial de mujeres de 1939, se produce en Europa el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

El siguiente Congreso de la FIDE se realizó recién siete años después, entre el 25 y 27 de julio de 1946 en Winterthur (Suiza), donde asistieron sólo 9 delegados, en ausencia de todas las delegaciones latinoamericanas. Allí Rueb fue nuevamente designado Presidente de la FIDE sin hacer referencia al traspaso de mando que correspondía —de De Muro a Rueb— y reasumiendo el mandato tal como indica la conocida línea histórica, arrogándose el período presidencial 1924-1946 sin interrupciones, lo que a todas luces no se ajusta a lo realmente acontecido e ignorándose las decisiones adoptadas por el Congreso anterior de la entidad realizado en Buenos Aires 1939.

Recordemos que Erwin Voellmy afirmó que “durante el período de la guerra ninguna Federación europea hizo los aportes a la entidad, a excepción de Dinamarca, por lo que la FIDE había prácticamente cesado de existir”. También, quien fuera delegado suizo en varios Congresos, destacó que la FIDE no realizó congresos desde 1940 hasta 1945.

En esa perspectiva europea, que pareciera no considerar lo actuado en el continente americano por el Presidente de la FIDE legal, Augusto de Muro, el supuesto mandato que hubiera tenido Rueb debió cesar de inmediato desde ese año de 1940. En esa línea de análisis el historiador Edward Winter acuñó el término de “interregno” para referirse a la actuación de la FIDE durante el conflicto armado, denotando su inacción, mas eso vale, insistimos, solo desde una perspectiva centrada en una Europa que era el escenario central del conflicto mundial, pero no considerando lo que se hacía en América desde la representación de la entidad mundial conforme lo decidido en 1939.

Por ende, corresponde que se incluya a Augusto de Muro como Presidente de la FIDE para el periodo 1939/1946. Antes y después, en la galería de exPresidentes de la entidad, debe aparecer Alexander Rueb. De esa manera se va a reconocer un hecho histórico que hemos denominado, aludiendo al argentino, “el Presidente de la FIDE que sí fue”.

La actual Comisión Directiva de la FADA liderada por el Ing. Mario Petrucci, luego de 82 años rescata del olvido las decisiones que tomó el Congreso de la FIDE de 1939, reivindicando al ajedrez del país y del continente y a la verdad histórica.

Estamos en vísperas, así lo esperamos, de que la entidad mundial reconozca por fin hechos históricos ocurridos en un rincón del sur allá por 1939. En ese tiempo la Argentina, y varios países del continente americano, fueron un lugar de contención y de posibilidad de rehacer sus vidas a tantos ajedrecistas europeos que se vieron imposibilitados de regresar a sus hogares. En ese tiempo Buenos Aires ofreció ser anfitriona provisoria de una entidad mundial que podía correr el riesgo de perder su sede. En ese tiempo el argentino Augusto De Muro pudo tomar la posta de Alexander Rueb, frente a la incertidumbre de lo que se avecinaba. Frente a la saludable decisión de la FADA y de FIDE-AMÉRICA (que adhirió formalmente al planteo argentino) de propiciar el reconocimiento de estos hechos y abierto el escenario de que la FIDE termine por reconocer una indudable verdad histórica que se mantuvo demasiado tiempo oculta, terminamos solo expresando: ¡Enhorabuena! Una vez más estamos siendo fieles al lema de nuestra entidad mundial: ¡Gens una sumus!


[1] Carlos Portela, La Nación, 12 de julio de 1946. Portela fue uno de los impulsores de la eliminación de la distinción entre amateurs y profesionales. Informe presentado por Grau: El Congreso de la FIDE 1928 se cerró, volviendo a destacarse el delegado argentino don Carlos Portela al tratar el asunto del profesionalismo, consiguiendo hacer triunfar las tesis alemana y británica que sostiene que es imposible efectuar una clasificación exacta entre amateurs y profesionales. En consecuencia, la FIDE no considerará en el futuro distingos entre ambos, y sólo se establecerán diferencias en cuando a la capacidad, únicas posibles de identificar. La mayoría de los jugadores ha partido para Alemania con el objeto de presenciar el gran torneo que se realizará con la participación de Capablanca en Bad Kissingen. [Especial, Roberto Grau, La Nación, 6 de agosto de 1928]

A continuación adjuntamos los documentos mencionados: